miércoles, 24 de junio de 2009

Retrógrados


Aquí os presento a mi amiga Mari Tere, que ha dicho, en alusión a los que se oponen a la reforma de la ley del aborto, que "siempre están al acecho" los "sectores más retrógrados" que "creen tener la patente de la moral social".


Elemental, querida Mari Tere:la patente de moral social la tenéis vosotros y por eso nos hacéis el favor de imponérnosla desacreditando públicamente a quien no piensa como tú.

miércoles, 3 de junio de 2009

Lady Camión



Brillante, como siempre, Tertsch:



ABC, Miércoles, 03-06-09

La zeja flácida


Me permitirán que vuelva a glosar la donosura de la gran dama del socialismo real, Leire Pajín. Debe de ser una joya para arengar a los más convencidos y fanatizar incondicionales. Pero me temo que asusta a los demás, incluidos los nonatos. El lunes «Lady Camión» fue al gran templo laico del Círculo de Bellas Artes a dar ánimo a esa peña que ella considera los representantes de la cultura en España. Es un gran centro cultural, a pesar de su macabra historia como centro de tortura de aquello en que se había convertido en 1936 la impoluta, angelical y humanista II República. Se celebran allí notables exposiciones, conferencias y presentaciones de libros. Pero su disfrute para actos políticos lo monopoliza la tropa de la Zeja. El antifascismo tira mucho. Confieso que no estuve. No tengo la madera de héroe de nuestro Santiago González, que se va a Baracaldo a escuchar en directo al Gran Timonel. Cuenta don Santiago en su blog (santiagonzalez.blogspot.com) que Zapatero proclamó: «Lo más trascendente que he vivido es poder ver a Patxi López en Ajuria Enea». ¿Más que su primer encuentro con Sonsoles, más que las apariciones antifascistas del capitán Lozano? Después, en aparente paradoja, insultó sin parar a quien hizo posible ese momento trascendental de su vida, el PP. Pajín y Sinde -el arte sos vos- se zambulleron en su cultureta. Pero menos que otras veces. Faltaron muchos. Mala señal cuando la Zeja tan erecta hace un año muestra flacidez. Muchos de la tropa que tanto y tan bien abrevaron de fondos y viajes de Aznar y Miguel Ángel Córtes, y después se han forrado con la Zeja enhiesta, pueden no querer ya fotos recientes con «Lady Camión». Ni con la Zeja flácida.

lunes, 1 de junio de 2009

Para católicos practicantes (y no tanto): una x en la casilla.

De Prada no defrauda







JUAN MANUEL DE PRADA
ABC, Lunes, 01-06-09


COINCIDIENDO con el período de presentación de las declaraciones de la renta, suele provocarse en España un debate artificioso sobre el sostenimiento económico de la Iglesia católica. El propósito de tal debate (si es que podemos llamar debate a la acumulación de burdas mentiras) no es otro que imponer la especie de que Iglesia se «financia» con ingentes cantidades de dinero procedentes del erario público y, en última instancia, de los bolsillos de los contribuyentes. Para ello se recurre a una argucia sofística que no resiste el más mínimo análisis racional, consistente en denominar «financiación de la Iglesia» a toda partida de dinero público que las diversas instituciones eclesiásticas reciben para sufragar los servicios que brindan a la sociedad. Así, se incluyen en esta brumosa categoría de «financiación de la Iglesia» el dinero de los conciertos educativos, las ayudas a organizaciones asistenciales y caritativas, etcétera. Es decir, un dinero que las instituciones eclesiásticas revierten a la sociedad, en la procura del bien común; y que, por otra parte, supone un ahorro ingente para las diversas administraciones públicas. Una plaza en la escuela concertada, por ejemplo, le cuesta al Estado la mitad que una plaza en la escuela pública; y la actividad que despliegan las asociaciones benéficas eclesiásticas no sería posible si, a las subvenciones recibidas de las administraciones, no se sumaran las aportaciones de socios y benefactores, los donativos de los propios fieles y, sobre todo, el trabajo desvelado de miles de voluntarios católicos. La Iglesia no utiliza estas partidas para «financiarse», sino para brindar a la sociedad un servicio desinteresado.


Aparte de estos servicios preciosos que diversas instituciones eclesiásticas brindan a la sociedad se halla el sostenimiento de la Iglesia propiamente dicho (esto es, el de sus ministros y de los servicios de culto), actividad que se sufraga con las aportaciones de los fieles católicos y de aquellas otras personas que, sin comulgar plenamente con los postulados de la Iglesia católica, valoran beneficiosamente su actividad. Estas aportaciones, mayoritariamente procedentes de las colectas que la Iglesia organiza en su seno y de las donaciones de particulares, se completan con el dinero procedente de la llamada «casilla de Iglesia» de la declaración de la renta. Al marcarla, muchos millones de españoles consideran beneficioso que la voz de la Iglesia, a veces enojosa, a menudo discrepante de las modas, pero siempre leal a su misión, siga escuchándose en medio de la turbamulta contemporánea. En el anterior ejercicio tributario, medio millón más de españoles quisieron prestar su aliento a esa voz discrepante: muchos lo harían al dictado de la fe; pero muchos otros también, desde la distancia con la fe y la práctica católicas, convencidos de que en la aportación de la Iglesia al debate antropológico y en su defensa de unos principios humanistas en medio de un clima social que galopa desbocadamente hacia la deshumanización se cifra nuestra supervivencia.


En una época de incertidumbres, en que los fundamentos éticos de nuestra convivencia se han reducido a escombros, la Iglesia ofrece a nuestra sociedad un valioso baluarte de coherencia, de incómoda coherencia si se quiere; pero el mero hecho de defender posturas incómodas cuando lo más sencillo sería dejarse arrastrar por la corriente demuestra el valor primordial e insustituible de la Iglesia. Contribuir a su sostenimiento es reconocer su aportación al enriquecimiento de lo «específicamente humano», prestar nuestra adhesión a un hermoso caudal de conquistas morales, culturales y espirituales al que nunca deberíamos renunciar. Y, desde luego, quienes ansían esa renuncia aplaudirán que no pongamos la cruz en esa casilla.

martes, 26 de mayo de 2009

Otro de los autores que citaré con preferencia en este blog es Hermann Tertsch. Sus artículos, en general, destilan sentido común.

Hoy, por ejemplo, os propongo éste porque me da pie a algo más:

Viajar a Göttweig

HERMANN TERTSCH
ABC, 19-05-09

ES una publicidad que se oye mucho últimamente por la radio. Pero realmente es una recomendación que conviene hasta a los que nos hemos pasado la vida viajando: hay que viajar más. Más aún. Para no caer nunca en el error de pensar que lo que sucede aquí en España es normal. A poco más de cuatro horas de Madrid, menos de tres de vuelo a Viena y algo más de una en coche a lo largo del Danubio hacia el norte, se alza imponente sobre un alto rodeado de bosques el monasterio benedictino de Göttweig, conocido como el Montecassino al norte de los Alpes. Fundado en el siglo XII, presidiendo el estrecho valle del Danubio que se conoce como Wachau, Göttweig cuenta, como el otro cercano gran monasterio de Melk, con una biblioteca que es una crónica continuada de lo que es la gestación de la idea de Europa. Pocos años después de caer el Telón de Acero y a instancias del Gobierno austriaco se instituyó allí un foro anual de políticos y analistas de toda Centroeuropa. Surgió para hablar de mucho más que de economía y política. Su carácter único está en el énfasis con que se debaten y estudian los problemas de la identidad y las raíces de Europa.

Este año se acumulan las efemérides. Se cumplen los 90 años de los Tratados de Versalles y Trianon, que quisieron reordenar Europa y sembraron de odio el continente con el surgimiento de los grandes totalitarismos. Se conmemorará también el 70 aniversario del comienzo de la Segunda Guerra Mundial el 1 de septiembre de 1939. Se celebra también el 20 aniversario de la caída del muro que construyó el totalitarismo que salió triunfante en parte de nuestro continente. De todas estas fechas se puede aprender mucho. Entre otras muchas cosas que la venganza y la humillación del prójimo nunca puede ser una victoria duradera. También que los totalitarismos surgen de la movilización del desprecio al carácter sagrado de todo ser humano. Y desde luego la inmensa lección de que, igual que se puede sucumbir por cobardía, comodidad, ignorancia o indiferencia ante los totalitarismos, la sociedad libre consciente de su poder y liderada con coraje y sabiduría, puede derrotar al totalitarismo y ayudar a sus víctimas a unirse a la comunidad de ciudadanos libres.

En Göttweig este año hemos hablado por supuesto de la crisis. Una mayoría ha insistido en que el relativismo fomentado durante tanto tiempo en nuestras escuelas y por los poderes públicos supone una terrible dificultad añadida para la superación de las dificultades. Y para evitar males mayores para la seguridad, el bienestar y la paz, que en absoluto están descartados. El discurso estelar lo pronunció el nuevo primer ministro húngaro, Gordon Banjac. La primera parte la pronunció en un correctísimo alemán para después pasar al inglés para poder, dijo, precisar más en los datos sobre economía y finanzas. Pidió sacrificios a todos, pidió equilibrio entre prudencia y ambición. Dijo que en Hungría se dan dos crisis superpuestas, la internacional y una nacional. Hay que pasar por reformas muy dolorosas para no pasar de lo malo a lo insoportable. Y pidió sentido común. Como ven hay que viajar para oír verdades sobre lo que nos pasa.



Bueno, y ¿por qué digo que me da pie para algo más? Porque después, me dio por mirar en la web ese nombre alemán: Gottweig. Y me encuentro con esta maravilla:







Una preciosa abadía benedictina en Austria que es, desde luego, una maravilla que deseo visitar. Ya me habían contado que hay algunas abadías en Austria que son impresionantes, pero no pensaba yo que eran algo tan magnífico. Os dejo su web por si queréis ver algunas fotos más. Hay versión en inglés:

http://www.stiftgoettweig.or.at/



miércoles, 20 de mayo de 2009

Artículos de Juan Manuel de Prada

Qué olvidado te tengo, querido Blog. Espero volver a serte fiel.

Para empezar, con dos pedazo de artículos de Juan Manuel de Prada en ABC:

¿Dónde comienza la vida humana?
JUAN MANUEL DE PRADA

ABC, Lunes, 18-05-09
A Alberto Ruiz-Gallardón que me solicita argumentos científicos


NADIE discutirá que el cigoto -célula germinal originada por la fecundación- es un ser vivo. En los seres inanimados, el criterio de identidad se cifra en la permanencia de las partes que lo forman; un ser vivo, por el contrario, se caracteriza precisamente porque su entidad material cambia, por su constante interacción con el medio externo; a esto se le llama metabolismo. Los seres inanimados son estables, son siempre lo mismo. Por el contrario, un ser vivo no es siempre lo mismo, su identidad no es estática, sino dinámica; y ese dinamismo -desarrollo metabólico- es lo que lo distingue precisamente de los seres inanimados. Resulta evidente que un embrión es, desde el momento de la fecundación, un ser vivo. Ahora bien, ¿podemos afirman que se trata de vida humana? He aquí la gran pregunta.


La pertenencia a una especie determinada se establecía en otras épocas a través de semejanzas anatómicas y funcionales; y, conforme a este criterio elemental, se concluye que un cigoto no se parece a un hombre. Pero los avances de la biología nos permiten afirmar que la pertenencia a una especie determinada se establece mediante el estudio genético. Todos los individuos de una misma especie tienen una misma configuración genética (aunque la combinación cromosómica sea distinta en cada uno de ellos), nos dice la moderna biología. A la luz de sus descubrimientos, puede sostenerse que la vida humana tiene su origen en el cigoto, pues en él ya se halla toda la información genética que, de no mediar interferencias en el proceso, conducirá a la formación de un individuo humano único, distinto a cualquier otro que antes haya existido o vaya a existir. Esto es lo que diferencia al cigoto de cualquier otra célula perteneciente a nuestro cuerpo que, al igual que el cigoto, posea un genotipo humano. ¿Hemos de considerar, por ejemplo, que una célula tomada de cualquiera de nuestros órganos es vida humana? Evidentemente no. Lo que hace del cigoto vida humana es que no forma parte de un organismo humano adulto. Cualquier célula humana, excepto el cigoto, es parte de un organismo humano; incluso una célula aislada, tomada de un cultivo de laboratorio, nos desvelará a través de su información genética su procedencia. Sin embargo, el cigoto no es parte de ningún organismo adulto; ni siquiera del cuerpo materno, ya que su genotipo es distinto del que poseen las células del cuerpo de su madre. Ese cigoto es el inicio de un proceso vital que desemboca en un individuo nuevo de la especie humana.


Sobre el desarrollo embrionario de ese cigoto intervendrán posteriormente hormonas maternas; pero estas necesarias aportaciones que favorecen el desarrollo del cigoto activan o inhiben la información genética, en ningún caso la dirigen. Los genes del cigoto reconocen tales aportaciones hormonales, que desencadenan la realización de un programa genético preexistente. Hay quienes afirman que sólo puede hablarse de vida humana desde que se produce la anidación del cigoto en el útero, puesto que hasta entonces no hay «individualización», como demuestra la posibilidad de gemelos monocigóticos. Pero la existencia de gemelos monocigóticos, fruto de una división del cigoto tras la anidación, no demuestra que el cigoto no sea vida humana; demostraría, en todo caso, que el cigoto puede ser origen de varios procesos vitales. El cigoto posee una esencia constitutiva y singular, aunque su singularidad pueda dar lugar a varios procesos vitales; y esa esencia constitutiva y singular -esto es, un código genético propio, distinto al de sus progenitores- es lo que nos permite reconocerlo, haciendo uso de la racionalidad ética, como miembro de la familia humana.




Una mentira repetida mil veces
JUAN MANUEL DE PRADA

ABC, Sábado, 16-05-09

LA consigna goebbelsiana («Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad») ha sido adoptada por el gobierno socialista como justificación del aborto libre, convenientemente arropada con la coartada emotiva. Y así, mediante la repetición de una consigna falaz y el recurso al aspaviento emotivo, la pobre gente arrasada por el napalm de la propaganda es capaz de comulgar con ruedas de molino. Nos repiten como papagayos los promotores del aborto libre que su propósito no es otro que garantizar la seguridad jurídica de la mujer, evitando su «criminalización». Poco importa que la tozuda realidad nos demuestre que ninguna mujer ha sido «criminalizada» en los últimos veinticinco años por abortar; poco importa que nuestro ordenamiento jurídico establezca todas las garantías jurídicas y procesales exigibles por seguridad jurídica: presunción de inocencia, tutela judicial efectiva, asistencia de letrado, etcétera. El gobierno ha decidido que una mentira repetida mil veces terminará convirtiéndose en verdad; y sabe que el napalm de la propaganda acabará con esa nefasta manía de pensar a la que todavía se aferran algunos recalcitrantes.

Y el napalm de la propaganda pretende que a la impunidad, a la connivencia de la ley con el delito, se le llame «seguridad jurídica». A esto se le llama nominalismo radical: se niega la posibilidad de conocer la naturaleza de las cosas; y el nombre que les damos a las cosas sustituye su verdadera naturaleza, de tal modo que cuando cambiamos su nombre, tal cosa simplemente deja de existir. Así, a la impunidad se le denomina caprichosamente «seguridad jurídica»; y a un delito como el aborto se le llama «derecho». Desde el momento en que se niega la capacidad humana para establecer la naturaleza de las cosas, ya no hay una racionalidad ética que pueda definir objetivamente los derechos humanos. Y así, un delito puede convertirse caprichosamente en «derecho», mediante un mero proceso político. El poder, en fin, se convierte en «creador» de derechos, con la coartada de atender la satisfacción de necesidades, apetencias y anhelos de una sedicente mayoría.

De este proceso, característicamente totalitario, queda excluida la posibilidad del debate, puesto que se niega la esencia misma del concepto de derecho como algo inherente a la propia naturaleza humana, para instaurar un nuevo concepto de «derecho» como producto de una coyuntural voluntad política. De este modo, lo que era algo inscrito en la propia naturaleza humana, pude ser modificado, redefinido, incluso subvertido en su misma esencia (esto es, desnaturalizado) por pura conveniencia. Y lo que era -según se recoge en el preámbulo de la Declaración de Derechos Humanos-«modelo común para todos los seres humanos», válido en cualquier circunstancia y cultura, se convierte en un barrizal nominalista, modelable según la pura conveniencia. Todo ello, por supuesto, bien rebozadito de emotividad.


Por desistimiento acomodaticio o mera pereza para razonar éticamente, no faltan los tontos útiles que aseguran que esta conversión del aborto, mediante la utilización de la consigna goebbelsiana, en «derecho» que otorga «seguridad jurídica» a la mujer no es sino una «cortina de humo» que pretende ocultar los descalabros de la crisis económica. Cuando de lo que en realidad se trata es de la culminación de un proceso de ingeniería social que busca lo que C. S. Lewis llamaba «abolición del hombre». «El sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto -escribe Aristóteles en su Política-, es el rasgo exclusivo del hombre». Y lo que esta nueva ley del aborto anhela, pura y simplemente, es que nos despojemos de nuestra racionalidad ética; en definitiva, que dejemos de ser humanos, para aceptar como verdad una mentira repetida mil veces.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Tontos sin fronteras; Imbeciles mundi.

Ya sabíamos que el número de los tontos es infinito. O que si los tontos volaran no se vería el sol... pero que tantos cualificados memos fueran gilipollas... De eso no tenía yo noticia.

Ahí va: llega el Papa a Camerún y dice que el SIDA no se combate sólo con dinero y condones. Y he aquí las reacción de Tontos sin fronteras:

- Para el Ejecutivo de Nicolás Sarkozy, mensajes de este tipo "ponen en peligro las - políticas de salud pública", según ha declarado un portavoz del ministerio francés de Exteriores.

- La Asociación Alemana de Ayuda contra el Sida (DAH) ha acusado al Papa Benedicto XVI de "pecar contra toda la Humanidad" por sus palabras contra el condón. "En vista del dolor multitudinario que causa el SIDA en África, el rechazo categórico a los condones por parte del Vaticano es un acto de cinismo y de desprecio a la Humanidad", ha señalado la DAH.


- Actionaid ha calificado de "ciegas y desafortunadas" las palabras de Benedicto XVI.

- España, Izquierda Unida ha acusaco a la Iglesia católica de "convertirse en una colaboradora (de la transmisión) del sida y de su terrible impacto en el tercer mundo" al negar que "el preservativo es imprenscindible para luchar contra esta enfermedad".


Por supuesto, los más malévolos son los de Izquiera Unida, cómo no.

Y yo me pregunto:¿cuándo reaccionará este personal de forma racional, sin dejarse guiar por su odio a la Iglesia y sus fe ciega en su causa ideológica? Por partes:

1.- ¿A quién le habla la Iglesia? La Iglesia le habla a sus hijos, los católicos, y a todos los hombres de buena voluntad que quieran escuchar su palabra. No a todo el mundo.

2.- ¿Qué propone la Iglesia en relación con el SIDA y con la sexualidad? La Iglesia propugna la abstención de toda relación sexual hasta el matrimonio, y durante el matrimonio, la recíproca fidelidad de los cónyuges. Es decir: riesgo de contagio de SIDA = 0 en una pareja no infectada.

3.- ¿Cómo obliga la Iglesia en relación con la no utilización de condones? La Iglesia obliga en conciencia igual que una madre sugiere a sus hijos lo que han de hacer. Pero luego, cada cual, es libre de hacer lo que le de la gana. La Iglesia no le pone una pistola a cada católico para que no use condones. Él verá.

4.- ¿Qué organización es la que más ayuda a los infestados de SIDA en África y otras partes del mundo? Pues sí,la Iglesia Cátólica: lo hace desinteresadamente (no tiene intereses económicos en vender condones, como otros) y por puro amor.

5.- ¿Por qué hay quiene está empeñado en hacer cómplice a la Iglesia del SIDA, si de cumplirse lo que ella indica, no habría contagios por transmisión sexual? Hay varias respuestas: simple ignorancia, maldad ideológica y manifiesta y una subnormalidad que escaba de toda medida humana.

Así que la Iglesia es una amenaza contra la salud pública simplemente por recomendar algo que, de cumplirse, implicaría la reducción drástica e increíble de contagios por SIDA... interesante.

Pero bueno, siempre estarán los chupacharcos de siempre, que no pueden ver a la Iglesia y, guíados por un odio visceral, son capaces de decir cosas como estas: tonterías.

Tontos sin fronteras, Imbéciles mundi.

sábado, 14 de marzo de 2009

Casi inadvertido

Me ha llamado poderosamente la atención lo casi inadvertida que ha pasado en España una carta dirigida por el Papa a los obispos del mundo por todo el pollo montado con los obispos lefevrianos, excomunión, el imbécil que niega el Holocausto, etc.

No me sorprende porque, en evidente, no interesa en España que podamos leer con cierta tranquilidad un documento en el que el Papa dice cosas llenas de tristeza. Yo titularía la carta como "La tristeza de un hombre humilde", pero un hombre que es Papa, sabe cuál es su misión, y la lleva a cabo bien.




Pues nada, desde aquí, un abrazo grande y mis oraciones para el Santo Padre.

Os dejo algunos párrafos de la carta. Si alguno tiene más interés, aquí está el link: Carta.

Una contrariedad para mí imprevisible fue el hecho de que el caso Williamson se sobrepusiera a la remisión de la excomunión. El gesto discreto de misericordia hacia los cuatro Obispos, ordenados válidamente pero no legítimamente, apareció de manera inesperada como algo totalmente diverso: como la negación de la reconciliación entre cristianos y judíos y, por tanto, como la revocación de lo que en esta materia el Concilio había aclarado para el camino de la Iglesia. (…) Que esta superposición de dos procesos contrapuestos haya sucedido y, durante un tiempo haya enturbiado la paz entre cristianos y judíos, así como también la paz dentro de la Iglesia, es algo que sólo puedo lamentar profundamente. Me han dicho que seguir con atención las noticias accesibles por Internet habría dado la posibilidad de conocer tempestivamente el problema. De ello saco la lección de que, en el futuro, en la Santa Sede deberemos prestar más atención a esta fuente de noticias. Me ha entristecido el hecho de que también los católicos, que en el fondo hubieran podido saber mejor cómo están las cosas, hayan pensado deberme herir con una hostilidad dispuesta al ataque(…)
(…)A veces se tiene la impresión de que nuestra sociedad tenga necesidad de un grupo al menos con el cual no tener tolerancia alguna; contra el cual pueda tranquilamente arremeter con odio. Y si alguno intenta acercársele –en este caso el Papa– también él pierde el derecho a la tolerancia y puede también ser tratado con odio, sin temor ni reservas.

Queridos Hermanos, por circunstancias fortuitas, en los días en que me vino a la mente escribir esta carta, tuve que interpretar y comentar en el Seminario Romano el texto de Ga 5,13-15. Percibí con sorpresa la inmediatez con que estas frases nos hablan del momento actual: «No una libertad para que se aproveche el egoísmo; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la ley se concentra en esta frase: "Amarás al prójimo como a ti mismo". Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente». Siempre fui propenso a considerar esta frase como una de las exageraciones retóricas que a menudo se encuentran en San Pablo. Bajo ciertos aspectos puede ser también así. Pero desgraciadamente este "morder y devorar" existe también hoy en la Iglesia como expresión de una libertad mal interpretada. ¿Sorprende acaso que tampoco nosotros seamos mejores que los Gálatas? Que ¿quizás estemos amenazados por las mismas tentaciones? ¿Que debamos aprender nuevamente el justo uso de la libertad? ¿Y que una y otra vez debamos aprender la prioridad suprema: el amor?(…)