viernes, 27 de febrero de 2009

Dudas

Preparando esta entrada me encuentro con estos vídeos:




Y me entran dudas sobre la España de hoy... quizá no sería mejor un Estado federal, pero teniendo en cuenta los territorios históricos españoles? Ya está visto que la España unida ya no se volverá jamás a encontrar.

anda, el mío

Y el himno de Castilla (en sentido amplio). Parece que se impone éste: El canto de Esperanza.



La letra:

Canto de esperanza
Mil quinientos veintiuno, y en Abril para más señas
en Villalar ajustician quienes justicia pidieran,
en Villalar ajustician quienes justicia pidieran.

Malditos sean aquellos que firmaron la sentencia,
malditos sean aquellos los que ajusticiar quisieran,
al que luchó por el pueblo y perdió tan justa guerra.

Desde entonces ya Castilla no se ha vuelto a levantar, ay, ay,
no se ha vuelto a levantar.

En manos de rey bastardo o de regente falaz, ay, ay,
o de regente falaz.

Siempre añorando una Junta o esperando un capitán, ay, ay,
o esperando un capitán.

Quien sabe si las cigüeñas han de volver por San Blas,
si las heladas de Marzo los brotes se han de llevar.
Si las llamas comuneras otra vez crepitarán,
cuanto más vieja la yesca más fácil se prenderá.

Cuanto más vieja la yesca y más duro el pedernal,
si los pinares ardieron aún nos queda el encinar.

Himnos

Ohhh, qué envidia de los países con su himno. Aquí os pongo varios que me gustan. En primer lugar, el antiguo himno alemán, que era el de Prusia: Heil dir im Siegenkranz





Curiosamente, muy parecido al tradicional himno inglés God Save the Queen.



Y el himno alemán actual, sin la estrofa del Deutschland über alles y la siguiente:



Dicha estrofa fue prohibida tras la Segunda Guerra Mundial, aunque ya podrían volver a ponerla, que ya no levanta resquemores. Aquí completo, la primera estrofa y la segunda son las suprimida; ahora empieza en la segunda:



Aunque también tenemos los nuestros, jaja:



Y otro conocido:

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Ohhh, esta no se me puede olvidar: Els segadors



Y, por último, una canción que a mi me gusta mucho: el Eusko gudariak, aunque la letra tiene tela:

martes, 10 de febrero de 2009

Creer en la ciencia es también creer


A veces se encuentra uno cosas interesantes en el Ideal de Granada (no muy frecuentemente, para que nos vamos a engañar). Pero hoy publican un artículo de Armando Seguro, Catedrático de Filosofía de esta Universidad, muy interesante. Yo conozco a este hombre y doy fe de que es un sabio con los pies en el suelo. El link es éste


He aquí el artículo:



QUIENES piensan que el ateísmo y el laicismo son tan verdaderamente evidentes, que vale la pena legislar su implantación en las escuelas, parecen sentir, sin embargo, la necesidad de demostrar aquella evidencia. El caso es que lo evidente no se puede demostrar e intentar hacerlo, muestra la debilidad de la argumentación.
La cuestión es bien sencilla. Para estos autores, lo que se ve es claro siempre que se vea tal como se ve. Lo que no se ve, es oscuro y de lo oscuro no cabe esperar luz ni ciencia. En consecuencia, la fe, que enseña a creer lo que no se ve, no merece el estatuto de opinión libre sino más bien, un apartado en el sistema de diagnóstico mental (DMS)
¿Por qué tanto esfuerzo, ahora que la ciencia hace décadas, especialmente desde Popper, ha tocado fondo y ha descreído de sus antiguas pretensiones de certezas absolutas? ¿Por qué tanta inseguridad y nerviosismo que lleva, incluso a invertir en publicidad? ¿Acaso temen que haya llegado el fin de los tiempos y una ola de fundamentalismo nos invada?
Las matemáticas siempre han sido un continente poblado de creyentes desde la antigüedad. No es para menos. Basta analizar con serenidad como la materia que se ve, obedece a las matemáticas que no se ven, cómo los relojes atómicos miden la velocidad de desintegración de los átomos, según leyes inmutables. La regla que mide el tiempo no es temporal y, en consecuencia, la conciencia del tiempo tampoco lo es.
Esta es la razón de que Popper definiese la autoconciencia del modo más original que conozco: «un ver, viendo que ve, viéndose ver».
Cuando Gödel demostró en 1923 que ningún sistema puede ser enteramente formalizado y siempre quedan cabos sueltos, cuando Poincaré fundamentó el método científico sobre la idea de que los principios son siempre convencionales, cuando Gauss inició la larga cadena de geometrías curvas, que tenían poco que ver con el sentido común, cuando Einstein defendió rigurosamente que cualquier cambio en la materia tiene una causa determinada, aunque carezcamos del instrumento adecuado para conocerla, cuando el agustino polaco Méndel sentó las bases de la genética, cuando el matemático Cántor demostró que los números irracionales son una clase de los reales, cuando Popper y Eccles defendieron la existencia de la mente, esencialmente distinta del cerebro, o cuando el mismo Popper establece que no existen leyes científicas absolutamente ciertas sino mientras no se demuestre lo contrario, evidenciaban que los científicos creyentes (en Dios o en la ciencia) están en muy buenas condiciones para abrir brecha en la vanguardia de la investigación.
¿Puede un creyente ser científico? o más bien ¿cómo puede un científico no ser creyente?
Creer es una función específicamente humana, consistente en desarrollar dos perspectivas complementarias: La primera postula que sólo si se cree, se puede investigar en ciencia, pues, las leyes científicas no son tangibles sino pensables. ¿Se puede hacer ciencia y creer sólo en lo que se ve? Imposible.
En segundo lugar, una vez creyentes en el valor (relativo) de la ciencia, es posible hacer ciencia hasta toparse con el límite que lleva consigo la materia. Todo lo material admite peso y medida, es decir, no puede rebasar su propio peso y su propia medida.
Por tanto, por un lado, las leyes científicas no se ven y son ilimitadas, por otra, su aplicación en el espacio-tiempo es necesariamente limitada y ciertamente que ese límite es perfectamente visible.
La misma fe por la que se cree en la ciencia se basa en la idea de que todo lo pensable es posible y todo lo posible está esperando el método que lo haga real. Leibniz, uno de los inventores del cálculo infinitesimal, fundaba la noción de libertad (y de Dios) en la idea de posibilidad.
Si sólo crees en lo que ves, para ti, sólo será posible lo que ves (¡ esto es lo que hay!). Si crees que más allá de lo que ves hay infinitas posibilidades, no es que estés soñando despierto, sino que estás pensando matemáticamente en lo posible, en lo probable y en lo factible.
Está muy claro que la matemática es el alma de la materia a todos sus niveles: atómico, molecular y químico, biológico y genético, neuronal, etc. Merece el nombre de alma, porque, si por un momento, los elementos que componen la materia, dejasen de guardar las leyes eternas e inmutables de la ciencia matemática, la misma materia dejaría de existir.
Lo que no se ve, lo que solamente se puede pensar, lo inmutable, es el fundamento de lo que se ve y mudable. Verdaderamente todo está impregnado de pensamiento.
Si consigo descubrir la fórmula tengo el concepto y su inmaterialidad, me permite emplearla cuantas veces quiera. Las fórmulas no se desgastan son universales, los ingredientes materiales sí.
Estrictamente, desde el punto de vista científico lo que se ve no existiría sin el alma matemática que no se puede ver, pero sí se puede pensar.
La libertad se apoya en la posibilidad. De ahí que muchos ateos sean deterministas y nieguen la existencia del libre albedrío. Dios es, sin lugar a duda, el horizonte de toda posibilidad, o sea, de toda libertad.
Ahora, habrá que explicar porque hay quienes desde la ciencia, acusan a la fe de oscurantista.
Creer en lo visible lo hace cualquiera, creer lo que no se ve es el motor y la condición de todo progreso científico y no científico.
No creer, no fiarse, es romper la estructura misma del lenguaje que se apalanca en el juicio. El lenguaje humano es un afirmar algo de algo. Si no te fías de lo que te dicen, más aún, si no te fías de nadie y nadie se fía de ti, en estas condiciones, ninguna sociedad se sostiene. Por esta razón los embusteros y quienes los aplauden, siempre juran (o prometen) que dicen la verdad. Si no les creyera nadie, su autoridad se vendría abajo de inmediato. Sin fe, no hay sociedad posible. Ni vida.

domingo, 8 de febrero de 2009

Perez Reverte y sus últimos artículos.


De ordinario, me parece que Arturo Pérez Reverte es un colega que expresa muy bien lo que piensan muchos españoles. Pero en sus últimos artículos de Patente de Corso, cuyo link dejo más abajo, son bastante pobres. No sé si es que no tenía de qué hablar o que le va el tema. Pero la palabra que los define, aprovechando que es Académico de la lengua, es ZAFIO (pincha en la palabra para ver lo que significa). Al menos estos dos artículos. Seguramente si lee esto, me pondrá a parir, como suele hacer cuando lee algo que le critica y no le gusta, jeje.


Como ahora no tengo acceso para poneros los links, podéis ver sus artículos en http://www.xlsemanal.com/


Adeu!!

P.S. Ejemplos de lo que indico:

Del último: DANIELA EN PICASSENT

(...)Con lo cual, doscientas presas aullando calientes como perras –valga el tropo– componen un paisaje digno, tolerable, comprensible y divertido, mientras que doscientos presos aullando calientes como perros –aquí nadie me discutirá el tropo– es sucio, envilecedor, machista y, como casi todo, fascista. No te fastidia.

(...)Si yo mismo tuviera que comerme diez años en Picassent, o en donde fuera, y por Navidad y Año Nuevo me dieran a elegir, agradecería mucho más una Daniela con o sin tanga –a ser posible, sin– que la filarmónica de Viena tocando en el patio o un portal de Belén animado con pastorcillas, pastorcillos y el niño Jesús, fun, fun, fun, metidito entre pajas. Como dice un viejo y querido amigo con el que ayer comentaba esto: «Ojalá en los siete años que me zampé a pulso hubiera tenido algo así para tocar la zambomba».

Del anterior: AMOR BAJO CERO

(...) La noche sigue como resulta fácil imaginar: apartamento de Paco, un par de canutos, mucha guitarra y una dura campaña entre sábanas arrugadas, toda la noche dale que te pego, hasta que, ya amaneciendo, ella le da un beso, se despide sonriente y se larga al aeropuerto. Fin del primer acto.

(...) en ésas aparece allí, con su guitarra y quemando las naves, un fulano bajito, moreno y simpático que la tuvo en Marbella toda una noche dale que te pego, despierta y gritando: «Oh-yes, oh-yes, oh-yes» mientras él, sudando la gota gorda, decía: «Que sí, mujer. Te oigo, te oigo». Y claro. Pasando mucho del novio, que mira pasmado desde el coche, Otti se tira encima del visitante y se lo come a besos y lametones. Y lo mete adentro. Y los dos tardan cuatro días y varias botellas de Suomuurain y Mesimarja, además de la media de vodka que quedaba, en salir de la cama, con los vecinos asomados a la ventana para averiguar de dónde proceden esos alaridos inhumanos.

A lo mejor es que yo soy demasiado retrógrado (meapilas, me llamaría más de uno), pero a mi estos textos me parecen zafios.


sábado, 7 de febrero de 2009

Así nos ven los alemanes

Me hace gracia ver ahora, después de las discusiones del blog de VaS en relación con el tema "Soy del Sur" este blog de la edición digital del diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung. El blog se llama "El asno de Sancho" y tiene el siguiente texto introductorio junto a la foto de su creador, Paul Ingendaay:
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"Comer tarde, hablar fuerte, dormir poco, no tener ninguna bicicleta, olvidate del reciclaje de basura, mirar los clubes de fútbol más famosos del mundo, cruzar el semáforo en rojo: es verdad que Madrid está en Europa, pero siempre causa sorpresa al carácter alemán. Paul Irgendaay describe lo que pasa en España la mañana siguiente".
La traducción es mía, así que puede que alguien tenga una mejor.

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Para colorear un poco el tema os dejo aquí su foto y la composición que me ponen de fotografía.




Como decía, esta es la imagen nuestra en Europa. ¿Qué tal?