miércoles, 20 de agosto de 2008

Para que luegon digas si la verdad es importante

Aquí una noticia tremenda, de ABC de hoy 3 de septiembre. Me recuerda a lo que viene diciendo el Papa desde hace tiempo: no podemos vivir de espaldas a la verdad. Cosas como éstas podemos ir apuntando a mansalva, hasta que nos demos cuenta de que en la confusión no reina más que el caos, la desesperanza y la inhumanidad.

Que cada cual haga el análisis que le de la gana.




Dos de cada tres internautas no saben distinguir una noticia de un bulo
Según el último estudio que ha realizado la Asociación de Internautas sobre los 'hoax' o noticias falsas a 2. 283 usuarios de Internet durante la primera mitad del mes de agosto del 2008.

A la vez, se desprende del informe que los internautas tienen una percepción alta de recibir bulos, ya que más del 44 por ciento creen que reciben entre uno y cinco por semana. El más conocido en el último año, con un 72 por ciento, es el que hace referencia a la eliminación de la cuenta de Hotmail. El más conocido en el último año, con un 72 por ciento, es el que hace referencia a la eliminación de la cuenta de HotmailSegún el documento de la Asociación de Internautas, los bulos se mandan por la red con la intención de captar direcciones de correo electrónico para después mandar 'spam', virus, mensajes con 'phishing' o confundir a la opinión pública.
La Asociación de Internautas recomienda a los usuarios de Internet que desconfíen de los mensajes en los que no aparezca la fecha, que verifiquen las noticias y que si el mensaje es cierto, se reenvíe en la casilla de copia oculta (CCO).

Otro de Juan Manuel de Prada

Aquí os dejo otro artículo de Juan Manuel de Prada, pubicado en ABC el día 24 de agosto. Puede que alguien pueda sentirse ofendido con el sentido último que tiene el artículo, porque es probable que más de uno pueda o podamos identificarnos con los nuevos idólatras. En cualquier caso, no viene mal tomar conciencia de ello y tampoco tenemos que ser tan suspicaces, jeje.




La cháchara de los idólatras

Vamos a intentar escribir unas líneas sobre el accidente aéreo de Barajas que se aparten un poco del asfixiante lugarcomunismo ambiental, que ya se nos sale por las orejas. Inevitablemente, serán palabras que suenen extrañas a nuestros contemporáneos; pero uno ya se ha librado de la degradante esclavitud de escribir para sus contemporáneos. Y esto no me lo tomen las tres o cuatro lectoras que todavía me soportan como alarde de soberbia, sino como declaración resignada y humildísima.

Las sociedades idolátricas, a diferencia de las sociedades religiosas, no saben afrontar la muerte con naturalidad. Mientras el hombre está sano, la idolatría de la ciencia y el progreso le inspira ideas fatuas, haciéndole creer que es un semidiós; en cambio, cuando está enfermo y no tiene cura (es decir, cuando la ciencia y el progreso se revelan insuficientes o inútiles), al hombre se le dice que vale menos que un gusano.

Exactamente lo contrario sucede en las sociedades religiosas, donde al hombre sano se le repite que está hecho de barro y al hombre enfermo se le recuerda que su cuerpo maltrecho será semilla de resurrección. Pero las grandes mentiras de las sociedades idolátricas se muestran todavía más desnudas cuando la muerte acude sin avisar para segar vidas sanas a mansalva, como acaba de ocurrir en este accidente aéreo de Barajas.

Ante un acontecimiento luctuoso de esta magnitud, ¿cómo habría reaccionado una sociedad religiosa? Pues habría reaccionado representando autos sacramentales en las calles donde se explicase el poder igualatorio de la muerte, que no respeta ni a los jóvenes, ni a los ricos, ni a los poderosos. Y, al acabar el auto sacramental, un sacerdote habría proclamado las palabras del Evangelio: «No atesoréis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonad más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven ni roben». Y con esto la gente alcanzaría el consuelo, pues sabría que, si bien la muerte es un ladrón presto siempre a lanzar su zarpazo, hay un territorio donde ese ladrón no tiene jurisdicción, donde florece una vida nueva bajo el sol de la inmortalidad.

Y, frente a este consuelo religioso, ¿qué se nos ofrece en las sociedades idolátricas? Aquí, en lugar de autos sacramentales, tenemos telediarios y noticieros dándonos un tabarrón que no cesa, tratando de explicar cuál ha sido la causa del accidente: que si una avería en el motor, que si un fallo humano, que si patatín, que si patatán. Y, en lugar de un sacerdote que proclame el Evangelio, tenemos una patulea de politiquillos municipales, autonómicos y nacionales hormigueando por doquier, leyendo declaraciones institucionales de un lugarcomunismo grimoso, convocando minutines de silencio («padrenuestros de la nada», que dice mi admirado Ruiz Quintano; esto es: la oración autista y sordomuda de las sociedades que se han olvidado de rezar), prometiendo que tarde o temprano se determinarán responsabilidades, etcétera.

Ni las reconstrucciones virtuales del accidente con que nos apedrean los telediarios ni las comparecencias de los politiquillos sirven para nada; pero unas y otras, repetidas machaconamente, dan una impresión de hiperactividad aturdidora que logra espantar del alma las grandes preguntas. Y de eso se trata, al fin y a la postre: pues, si la gente se formulara las grandes preguntas, inevitablemente concluiría que toda la filfa de progreso y bienestar que le han colado como sucedáneo idolátrico de la religión no vale una mierda.

Concluiría, en fin, que aquel Paraíso terrenal que le vendieron los politiquillos sigue siendo el valle de lágrimas del que nos hablaba la religión; sólo que la idolatría del progreso, a cambio de un Paraíso terrenal fantasmagórico, nos arrebató la esperanza en el verdadero Paraíso, allá donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que roben. Y toda esa hiperactividad aturdidora que despliegan en estos días -tan retórica, tan archisabida, tan inútil- no es sino el aspaviento de los farsantes que se esfuerzan por mantener entretenida a la gente a la que previamente le han arrebatado el consuelo. Pues consuelo contra la muerte sólo puede traernos quien tiene palabras de vida eterna; lo que nos traen los idólatras es tan sólo cháchara para los telediarios.

Otros vecinos: el lagarto ocelado



Aquí os presento otro vecino, aunque tengo poca seguridad en su identificación. Lo mismo que con el siguiente que ponga, y último, creo.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Otros dos vecinos

Sigo con los vecinos del campo. Traigo dos, uno más querido y otro más denostado. En el fondo, si se escudriña un poco, te das cuenta de que no existe razón para discriminar a estos dos animales.

Por un lado, la golondrina. Es un pájaro que tengo muy metido en el corazón. Probablemente por esa leyenda (nada histórica) que me contaron siendo niño y que, por eso quizá, se me ha quedado grabada en la retina. Esa que cuenta que después de la crucifixión de Cristo las golondrinas le quitaron las espinas de la corona. De ahí que por esta tierra esté muy mal visto matar una golondrina.




Hablando de golondrinas, ahí va una rima de un ilustre sevillano (Rima LIII), cuyo sentido más profundo algunos conocen.

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!

Por otro, el murciélago común. Un bicho que a mi, personalmente, me parece muy majo y que deja limpio el campo de otros bichos menos simpáticos y que, además,pican.




¿Qué tienen en común los dos animalillos? ¿Que vuelan? Pues sí, vuelan los dos, pero para mí se unen en que los dos vienen a beber en la piscinilla del campo: unos por la mañana temprano y a la caída de la tarde; los otros, por la noche.

domingo, 10 de agosto de 2008

Mis vecinos

Hoy abro una nueva página del blog para hablar de unos vecinos muy especiales. En Almagro, durante el verano, vivimos en el campo. Y es curioso los vecinos que tenemos y que ahora empiezo a conocer.

Quisiera hacer una nota: no tengo ni la más remota idea de zoología. Así que lo que os pongo de estos animalitos es consecuencia del siguiente método: veo el bicho, busco en una web sobre fauna autóctona del Royal City, y si reconozco al bicho, lo pongo a disposición. De ahí que el lirón que vi sea el "careto" y no otro.

Pare empezar, os presento al lirón careto, que vino a vernos acompañado de su parienta, imagino.



Bajaba por el tronco de la palmera cuando mi madre y lo vió y le dio la bienvenida... aunque un poco escandalosa. El pobre lirón se subió por donde venía y se escondió. Al rato, comenzaron a bajar los dos que antes comentaba. Llamé a mi hermano pequeño, que se emocinó con los animalitos. Aunque dió un portazo tal que uno de los lirones se fue otra vez para arriba. Pero uno, más "careto" se quedó allí, mirándonos un buen rato, aunque a dos metros de altura... por si acaso.

Me gustan estos vecinos, ya os iré dando cuenta con post de estos vecinos tan singulares y tan poco extraordinarios.

viernes, 8 de agosto de 2008

Para despedirme en vacaciones...una de Granada

En El Mundo del 7 de agosto de 2008

Una manada de vacas invade un pueblo de Granada y atemoriza a sus vecinosAgencia EFE
Los vecinos del anejo de Prado Negro, en el término municipal de Huétor Santillán (Granada), están atemorizados por la "invasión" de una manada de vacas que campan por las calles de la localidad desde hace un mes en busca de alimento, ante la escasez de pasto.

Se trata de unas 150 reses que, acompañadas de sus crías, acceden a los huertos y jardines particulares para pastar y destrozan a su paso árboles, macetas y mobiliario urbano, según vecinos de la localidad.




Los apenas 570 habitantes del pueblo, que se encuentra rodeado por el Parque Natural de la Sierra de Huétor, han alertado de que muchos de los animales son hembras que acaban de parir, lo que incrementa su peligrosidad.

"No podemos salir de casa porque tenemos miedo de que nuestros hijos y ancianos sean atacados", ha asegurado un residente, que ha señalado que las pérdidas económicas pueden ser mayúsculas, ya que en la época estival suelen acercarse a la localidad turistas de toda España.

Sin solución institucional
Los habitantes culpan de la situación a los dueños del ganado y denuncian que desde las instituciones aún no han obtenido una respuesta a sus demandas.

El pueblo se ha hecho "inhabitable" y los vecinos dicen necesitar una solución rápida y decidida por parte de las autoridades, según uno de ellos, que ha espetado que la situación "es una vergüenza, porque las vacas están más en la plaza del pueblo que en el prado". Este vecino responsabiliza del hecho "a quien tiene la obligación de controlarlas o de llevarlas a la dehesa".

Por su parte, fuentes del Ayuntamiento de Huétor Santillán han asegurado que ya se emprendieron actuaciones en Prado Negro hace unas dos semanas para alejar a las vacas, aunque ahora se plantean estudiar la forma de dar una solución definitiva al problema.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Impresionante Randy Pausch

He encontrado por casualidad una noticia impresionante: se trata de un profesor americano al que le detectaron un cáncer de pancreas. Murió hace cosa de unas semanas, pero la actividad que desarrolló hasta su muerte fue impresionante.

Esto dice una noticia de almudi.org:
Randy Pausch ha fallecido: el cáncer de páncreas se lleva al ingeniero y profesor que dedicó su vida y su trabajo a hacer felices a los demás

Tenía 47 años. Desde agosto de 2006 tenía un cáncer terminal de páncreas. Era profesor de informática (realidad virtual, etc.) en la Universidad Carnegie Mellon y una de las 100 personas más influyentes del mundo, según la revista "Time".

Era y es mundialmente conocido por su "última lección" (Randy Pausch Last Lecture: Achieving Your Childhood Dreams). Seria y divertida, a veces tan emotiva como desternillante.

No creo que haya en YouTube algo más interesante, valorado con 5 estrellas y visto -hasta hoy- por más de 4,4 millones de personas.

Y ahora os pongo dos vídeos: primero uno corto con los subtítulos en español, de un programa de Opra. Impactante. Después, el vídeo de su última lección magistral en la Universidad. Dura una hora o así. Yo no lo he visto todavía, pero este verano lo veré. Está en inglés; quizá haya algo con subtítulos, pero yo no lo he encontrado. Además... practica inglés!





Descanse en paz este gran hombre. Por cierto, tiene libro publicado en Grijalbo.

La crisis NINJA

Esto es lo mejor que he leído en mucho tiempo. Explica la crisis actual, complejísima, con una terminología, un desparpajo y una gracia que hay que quitarse el sombrero. Ole por el Sr. Abadía



La crisis NINJA

Muy recomendable a todos los niveles.

viernes, 1 de agosto de 2008

Interesante artículo del Sr. Olivencia en ABC de hoy.

Aunque os pueda parecer un poco técnico, el artículo de La Tercera que se publica hoy en ABC es muy interesante para tener una culturilla general en materia mercantil, ya que ahora está tan de moda el tema de los concursos de acreedores. Os invito a leerlo.



Y muy curioso es el origen del término bancarrota: en la Edad Media, el cambista que se iba a pique en su negocio significaba su fracas quebrando la banca en la que se sentaba.

A disfrutarlo. Os selecciono algunos párrafos:

Crisis económica, suspensión de pagos, quiebra y concurso Disminuir tamaño del textoAumentar tamaño del texto
POR MANUEL OLIVENCIA, DE LA REAL ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACIÓN Sábado, 02-08-08

ASISTIMOS a una revolución de las palabras. Los políticos, encargados de cambiar la realidad, se han dado cuenta de que es más fácil cambiar el lenguaje. Las palabras se convierten en «armas arrojadizas» en el debate político; desde el poder se impone un lenguaje «políticamente correcto» y se anatematiza todo desvío, por «antipatriótico», «agorero» o «catastrofista». Lo «correcto» políticamente no es servirse de las palabras para expresar la realidad, sino para esconderla; el lenguaje no se usa para entenderse, sino para faltar a la verdad o inducir a error.
Acabamos de presenciar una de esas batallas: crisis, desaceleración, recesión o depresión son términos económicos sobre cuya exactitud los contendientes no se ponen de acuerdo. La tozudez de los hechos acaba imponiéndose a la flexibilidad de la semántica y los defensores del lenguaje «políticamente correcto» terminan -antes o después, en función de su menor o mayor capacidad de resistencia- por dar su «lengua a torcer». Estos políticos no comparten la invocación de Juan Ramón Jiménez a la intelijencia (con j, en la grafía del poeta):
(…)
En nuestro Ordenamiento, a partir de la Ley 22/2003, de 9 de julio, vigente desde 1 de septiembre de 2004, ese procedimiento se llama concurso. Pero cuando se ha producido en España la primera solicitud de declaración de concurso de una gran sociedad, los medios de comunicación han evitado su nombre y han recurrido al de suspensión de pagos, denominación de un procedimiento colectivo que en España desapareció con la Ley Concursal de 2003. Hoy existe un único procedimiento de insolvencia, el concurso, que no sólo ha sustituido al de suspensión de pagos, sino a los de quiebra, quita y espera, y al viejo concurso de acreedores, que era el común, propio de los deudores no comerciantes, como aún dice el DRAE en su 22ª edición, 2001, anterior a la reforma concursal.
En este caso no hay intención de ocultar la realidad sino, sencillamente, uso incorrecto de una denominación jurídica. Las instituciones que el Derecho ha destinado a tratar la insolvencia han sido muchas y denominadas de muy distinta forma a lo largo del tiempo y del espacio, un repertorio muy amplio en el Derecho comparado.
Es clásica la denominación bancarrota (bankruptcy, en inglés jurídico), referida al signo externo con el que los cambistas medievales expresaban públicamente su insolvencia: la rotura de la banca en la que ejercían su actividad profesional.
A la idea de ruptura se vincula también la palabra quiebra (faillite, fallimento), que pasa a expresar la situación de desarreglo patrimonial del deudor (quebrado). Por el contrario, la denominación concurso no se refiere al deudor sino a los acreedores (concurso de acreedores) y señala el efecto que en éstos provoca la situación de insolvencia de aquél: la concurrencia de todos los acreedores sobre el patrimonio del deudor común.
(…)
El concurso ha sustituido a la suspensión de pagos. No se trata de un caprichoso cambio de denominación de «la antes denominada suspensión de pagos» -como suele decirse-, sino de un procedimiento diferente. La reforma ha reconducido a unidad instituciones dispersas: ya no existen procedimientos separados para la insolvencia de los empresarios (quiebra y suspensión de pagos) y para los no empresarios (concurso de acreedores, quita y espera); existe un procedimiento único, cuyo nombre se ha elegido no tanto por respeto a la tradición jurídica española como por lógica consecuencia del principio de unidad inspirador de la reforma de 2003, ya que, al desaparecer las diferencias entre procedimientos para comerciantes y para no comerciantes, es razonable que el único que subsiste reciba la denominación propia del común, no del especial.
El concurso, a diferencia de la suspensión de pagos, puede ser voluntario (solicitado por el deudor) o necesario (a instancia de acreedor); su solución puede consistir en convenio o en liquidación del patrimonio del deudor; de seguirse una u otra, los efectos sobre la persona del deudor y sobre los créditos son distintos. A diferencia de la vieja suspensión de pagos, cuya flexibilidad se prestó a corruptelas muy notorias, el concurso es un procedimiento versátil, pero ordenado, más completo en su regulación, más «universal» y técnicamente más correcto. La crisis económica lo pondrá bien a prueba.
A instituciones diferentes corresponden nombres distintos, y no es correcto confundirlos. La evolución del Derecho de la insolvencia desgasta vocablos cargados de su sentido originario como quiebra y bancarrota, evocadores de un rigor represivo que ya no es propio del concurso. Es lógico que así acaezca también con el nombre de la suspensión de pagos, una institución jurídica fenecida. No lo resucitemos para denominar lo que hoy, muy propiamente, se llama concurso.

Me preocupa.

Estoy preocupado con los acontecimientos de estos últimos días. Me refiero a esos niños pequeños que han muerto asfixiados dentro de los coches de sus padres, porque se les olvidó que los llevaban.




En el de Sevilla, el padre era un profe que se olvidó que llevaba al crio, y en vez de llevarlo a la guardería, se lo dejó atrás, dormidito, mientras iba a cerrar las actas del instituto/colegio.

El otro, de Olot, en un viaje con dos coches: la madre lleva a un gemelo y el padre al otro. Y quiere la desgracia que el padre no se dé cuenta de que el niño pequeño también va dormido en el capazo. Lo mete en el maletero y emprende el viaje, pensando que el crío iba con su otro hermano en compañía de la madre. También murió asfixiado.

A esto hay que añadir,según la prensa, dos casos iguales sucedidos en Francia...

Dios mío, ¿qué está pasando aquí? Imagino el dolor inmenso de esos padres, y la crisis matrimonial que puede determinar un acontecimiento tan tremendo. Pero esto debería hacernos reflexionar: ¿por qué vamos tan deprisa a todos lados? Una prisa que hace que nos olvidemos de lo que más puede uno querer en la vida, junto con su mujer: a sus hijos... Terrible modernidad ésta que hace la vida del hombre cada vez más inhumana.

Señores, yo por lo menos no agunto este ritmo así que me bajaré en cuanto pueda,a ser posible, ya mismo.