miércoles, 13 de agosto de 2008

Otros dos vecinos

Sigo con los vecinos del campo. Traigo dos, uno más querido y otro más denostado. En el fondo, si se escudriña un poco, te das cuenta de que no existe razón para discriminar a estos dos animales.

Por un lado, la golondrina. Es un pájaro que tengo muy metido en el corazón. Probablemente por esa leyenda (nada histórica) que me contaron siendo niño y que, por eso quizá, se me ha quedado grabada en la retina. Esa que cuenta que después de la crucifixión de Cristo las golondrinas le quitaron las espinas de la corona. De ahí que por esta tierra esté muy mal visto matar una golondrina.




Hablando de golondrinas, ahí va una rima de un ilustre sevillano (Rima LIII), cuyo sentido más profundo algunos conocen.

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!

Por otro, el murciélago común. Un bicho que a mi, personalmente, me parece muy majo y que deja limpio el campo de otros bichos menos simpáticos y que, además,pican.




¿Qué tienen en común los dos animalillos? ¿Que vuelan? Pues sí, vuelan los dos, pero para mí se unen en que los dos vienen a beber en la piscinilla del campo: unos por la mañana temprano y a la caída de la tarde; los otros, por la noche.

No hay comentarios: