sábado, 12 de julio de 2008

Lo prometido es deuda

He aquí los argumentos esgrimidos por Justino Sinova, en su columna "El revés de la trama". El título del artículo es: Eso que llaman muerte "digna", El Mundo, 11.07.2008 Los altero un poco porque me parece que en estos temas tenemos que ser más positivos.





1.- La eutanasia surge como una cuestión que quiere dar salida a un dilema humano esencial y que a todos nos afecta sin excepción: la muerte y, como antesala, el dolor que conduce a la muerte.

2.- Frente al dolor, el ser humano manifiesta un rechazo natural que, en la ciencia médica, se traduce en la lucha frente a este fenómeno natural. Una lucha que tiene dos puntales básicos:
a) los cuidados paliativos del dolor, que evitan al enfermo sufrir.
b) la evitación del encarnizamiento terapéutico, de forma que no se alarge la vida innecesariamente del paciente que ya ha llegado al final de su vida.
Ni los cuidados paliativos del dolor ni la evitación del encarnizamiento terapéutico son eutanasia.

3.- La eutanasia va más allá de los cuidados paliativos y la evitación del alargamiento artificial de la vida. Cruza una barrera esencial que la configura como un fenómeno distinto de los anteriores: la producción de la muerte del paciente por la intervención de un tercero (médico o no). En otras palabras, la eutanasia supone un acortamiento de la vida voluntariamente perseguido: acabar con la vida de una persona. El verbo en estos casos experimenta un cambio fundamental: se pasa de morirse uno a que lo maten, aún con consentimiento.

4.- La nobleza o indignidad de los tratamientos médicos al final de la vida tienen como fiel de la balanza este dato esencial: la producción de la muerte. Porque, como se ve, la eutanasia no busca paliar el dolor o no prolongar artificialmente una vida. Su fin último es producir la muerte, truncar una vida.

5.- Las palabras tienen una gran importancia porque se denomina a la eutanasia muerte digna. Evidentemente, cualquier persona con dos dedos de frente y que no se pare a pensar un poco qué supone el fenómeno, se situará en favor de la dignidad. Todos estamos a favor de la dignidad. Y tan importante es el lenguaje que lleva incluso a una "falacia eutanásica": si la eutanasia es la muerte digna, entonces la muerte que no es eutanásica ¿es indigna? Es decir: la muerte de la persona que es tratada con cuidados paliativos hasta su muerte ¿muere indignamente?

6.- En definitiva, el problema que se supone que viene a resolver la eutanasia es real: el dolor. Todo ser humano debe luchar contra el dolor de sus semejantes. En especial, los médicos. Buscar medios que supongan un alivio del sufrimiento del paciente. La evitación del dolor encuentra hoy su más adecuada respuesta en el desarrollo de los cuidados paliativos que permiten al enfermo y a su familia vivir el proceso de la muerte como fenómeno natural que es. La eutanasia sólo ofrece un adelantamiento de la muerte, que borra el dolor porque borra la vida.

7.- En conclusión: para ahorrar el dolor que conduce a la muerte ya tenemos los cuidados paliativos, que son un gran progreso social. Pero la eutanasia no palía, sino que acaba con la vida, de forma que parece más interesante el desarrollo de tales cuidados paliativos que son, sin duda alguna, más dignos.

Aviso a navegantes: hoy en España algunos ideólogos de izquierda (una minoría interesada que no representa a la izquierda) intentarán pasar por cuidados paliativos lo que no es más que la producción de la muerte. Es importante reflexionar sobre esta cuestión para que no den gato por liebre.

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